«Temprano levantó la muerte el vuelo»

“Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano estás rodando por el suelo”.(Miguel Hernández)

La Unión Patriótica aún no había nacido cuando sentimos el primer frío aletazo de la muerte traicionera que nos congeló el entusiasmo con el que por los barrios de Cali, los colegios y universidades andábamos pregonando la buena nueva del Acuerdo de Cese al Fuego, Tregua y Paz. Ricardo Ceballos, nuestro joven camarada, caía asesinado emboscado por una patrulla del Ejército Nacional en un polvoriento camino de Planadas al sur del departamento del Tolima. Era el mes de enero de 1985. Ricardo no era guerrillero ni nada parecido. Era un comprometido militante de la Juventud Comunista, entusiasmado con el acuerdo de paz que algunos meses atrás habían firmado el gobierno y la guerrilla de las FARC. Se había vinculado como socializador del acuerdo con las comunidades campesinas de Planadas, y dinamizador de lo que serían los comités de la UP, que oficialmente se constituirían algunos meses después.

Nos sobrepusimos al golpe recibido y seguimos trabajando por el nuevo movimiento. Vendrían luego el atentado dinamitero contra la sede de la UP en Cali y el secuestro y desaparición de Pablo Caicedo y Marco Fidel Castro.

“Con la paciencia que solo tienen los pueblos”, como diría Mario Benedetti, llegamos a Bogotá al primer congreso de la Unión Patriótica. Mientras realizábamos el trayecto nocturno de Cali a Bogotá sucedió la tragedia de Armero, y, aun así, la fuerza del congreso, el anhelo de paz y de un nuevo país volvió a encarrilarnos por los senderos de la esperanza.

El 11 de octubre cuando nos preparábamos en el parque de la caña para salir en bullicioso desfile hacia el parque panamericano para clausurar el III Encuentro Nacional de la Juventud, cuando recibimos la noticia del asesinato de Jaime Pardo Leal. La fiesta de clausura se convirtió en combativa y dolorida marcha de denuncia. Luego vendrían largos años recibiendo la noticia diaria del asesinato de tantos y tantas camaradas con quienes habíamos compartido aventuras, luchas, sueños, rumbas, locuras, debates. Tantas cosas.

“Mi voz la que está gritando,

 mi sueño el que sigue entero

y sepan que solo muero

 si ustedes van aflojando”

Durante treinta y nueve años hemos gritado esta consigna hasta el cansancio y desde la impotencia. 

Lo mismo que “por nuestros muertos ni un minuto de silencio, toda una vida de combate”.

Son los recuerdos y sensaciones que se nos amontonaron en la cabeza cuando la senadora de la UP Jahel Quiroga, con la voz entrecortada, intervenía en el acto solemne de radicación del proyecto de ley para instituir el 11 de marzo como el “Día Nacional en Conmemoración de las Víctimas de la Unión Patriótica”. Un sentimiento de alegría y de dolor inundó el emblemático salón de sesiones del senado de la República, engalanado con banderas de la UP y con las imágenes de una veintena de compañeras y compañeros asesinados que estaban por todo el hemiciclo en representación de miles de víctimas. Las curules donde se sientan a sesionar sus señorías estaban en esta ocasión ocupadas por gente sencilla del pueblo, venidas de todos los rincones del país con el recuerdo vivo de sus seres queridos asesinados, torturados o desaparecidos.

Creo que desde algún lugar del universo o de la historia Ricardo nos sonreía satisfecho.

Nadie ha ido aflojando.

Jaime Cedano Roldan

Bogotá, 26 de febrero de 2024

Acerca de Jaime Cedano Roldan

Colombiano, residente en Sevilla. Analista y activista político
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