Luces y sombras alrededor de la plaza de Bolívar

La plaza de Bolívar, con sus 13.903 metros cuadrados, es el corazón político e histórico de Bogotá y de Colombia. Primero se llamó La Plaza Mayor, después de la independencia La Plaza de la Constitución, y desde 1846 tiene un bolivariano nombre que a muchos les ha de incomodar: Plaza de Bolívar.

Durante la lucha por la independencia fue el sitio donde fusilaron a muchos y muchas rebeldes que luchaban por la libertad. Hoy día es el sitio donde se convocan las manifestaciones políticas, sindicales y de toda índole, que se confunden con los permanentes mercadillos de artesanías, los kioscos de jugos y frutas tropicales, y de ferias de libros viejos o de baratijas, promociones de bebidas, tintos y refrescos de todo tipo que se anuncian a todo pulmón en medio de variadas tonadas musicales que indican los niveles de competencia comercial.

Alrededor de la plaza están el Palacio de Justicia, la alcaldía, el Capitolio Nacional y la Catedral Primada. Muy cerca el Palacio de Nariño, la casa presidencial.

Dos eventos se realizaron alrededor de la plaza el jueves 22 de febrero. Durante las mismas horas, pero con sentidos muy diferentes. Prácticamente en contravía. Dos eventos que sintetizaban en su contradicción el trasfondo de la polarización que enfrenta a todo el país.

En el Palacio de Justicia los 23 magistrados de la Corte Suprema de Justicia se reunían para proceder a elegir a la fiscal general, de la terna de juristas que desde el 2 de octubre del año pasado presentó a la Corte el presidente Gustavo Petro.

Mientras tanto, al otro costado de la plaza, en uno de los emblemáticos salones del Capitolio Nacional se realizaba la Audiencia Pública convocada por la Comisión de derechos humanos del Senado para escuchar a las víctimas de violencia ocular que se produjeron durante la violenta arremetida policial contra las manifestaciones del Paro Nacional del 21 de noviembre del año 2021, y que reclaman justicia y reparación integral.

 Los magistrados de la Corte no eligieron a la nueva fiscal, y es la tercera vez en cinco meses que se reunían para ello. Algo que nunca había pasado en la historia de Colombia. Poderosos y oscuros intereses actúan en contra de una oportuna

 elección. Las ternadas son magistradas probas e independientes, y esto no cuadra con una entidad controlada por el clientelismo, la politiquería y, según dicen, por intereses mafiosos. Una fiscalía dedicada a atacar al gobierno y a echarle tierra a muchos de los procesos por corrupción que involucran a políticos uribistas y a mafiosos vinculados al narcotráfico, según dicen las malas y las buenas lenguas.

Las víctimas de la violencia ocular expusieron sólidos argumentos para reclamar el esclarecimiento de los hechos represivos durante las protestas, exigir justicia, reparación y garantías de no repetición, que no son otras que el respeto a la norma constitucional que garantiza el derecho a la protesta. Nadie osó contradecirles y hubo plena disposición a que sus reclamos serán escuchados. Estaba aquí la nueva Colombia, la que va naciendo del dialogo y el respeto.

En el Palacio de Justicia se expresó la vieja Colombia. El país de las mañas y los entuertos, y del inmenso poder de la corrupción y las mafias.

Contradicciones que van para largo.

Bajo la mirada atenta de la plaza de Bolívar.

Jaime Cedano Roldan

Bogotá, febrero 23 de 2024

Acerca de Jaime Cedano Roldan

Colombiano, residente en Sevilla. Analista y activista político
Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario