Si pudiera, yo si votaría en el referéndum catalán. Creo que el derecho a decidir es incuestionable y parte esencial de una democracia, y más de una que sea participativa. Aunque no creo que el mundo necesite más fronteras, en estos tiempos en que se cierran criminalmente a los refugiados y cuando gobiernos xenófobos levantan murallas, muros y concertinas.
Comparto que tan explotadora y cruel puede ser la oligarquía catalana como la españolista. Aunque dicen que la primera es más progresista y avanzada. Aunque ahí está el gran Pujol para mostrar que es tan ruin y parasitaria como la madrileña, la andaluza o la valenciana.
Viendo a la Guardia Civil allanando periódicos e imprentas buscando papeletas o urnas como si fueran peligrosos materiales de guerra y escuchando las diatribas de la derecha, con más seguridad iría a votar, así fuera en blanco. Y para no coincidir, además, con la gente del Partido Popular, de Ciudadanos o del Psoe. O con los fascistas que llaman a fusilar a los promotores del referéndum. Votaría en este referéndum, seguramente en blanco, aunque no fuera independentista en Cataluña (En Puerto Rico si lo sería) y oiga decir a los que dicen que saben, que este referéndum es demasiado chapucero.
Pero hay algo más preocupante y que deja muchas dudas: escuchar y leer declaraciones de dirigentes de izquierda y de partidos de izquierda con una larga tradición de lucha consecuente por las libertades y la democracia, hablando de que solo apoyarían un referéndum si fuera pactado y con garantías. Dirigentes, ideólogos y partidos que hablan o han hablado de tomar el cielo por asalto, de realizar rupturas democráticas con el régimen del 78, de salirse del euro y de la UE, de des-institucionalizarse, de organizar la resistencia y de crear contra-poder popular, que reclaman garantías para actuar. Es posible que el referéndum no resuelva el problema, tenga o no garantías. Pero sí es una forma de ir rompiendo el pacto del 78 y confrontando al bloque de los que se denominan “constitucionalistas”, que no es otra cosa que el bipartidismo monárquico del gran capital.
O como socarronamente diría Mario Benedetti:
“La consigna es joderles el proyecto, seguir siendo nosotros y además formar parte de esa linda tribu que es la humanidad.
Suenan Timbres 